Cómo Afrontar la Fatiga Informática Según la normativa laboral

La fatiga informática es una realidad cada vez más presente en el mundo laboral, especialmente en sectores donde el uso prolongado de pantallas es inevitable. El Real Decreto 488/1997, de 14 de abril, establece las disposiciones mínimas de seguridad y salud relacionadas con el trabajo con equipos que incluyen pantallas de visualización. Este marco normativo es esencial para abordar y prevenir la fatiga informática, protegiendo la salud de los trabajadores.

Según este Real Decreto, los empresarios tienen la obligación de evaluar los riesgos asociados al uso de pantallas de visualización e implementar medidas para mitigarlos. Esto incluye, en primer lugar, la necesidad de adaptar los puestos de trabajo para que sean ergonómicos. Por ejemplo, las pantallas deben estar situadas a una distancia y altura adecuadas para evitar tensiones en el cuello y los ojos, y se debe proporcionar mobiliario que permita una postura cómoda y saludable.

Otra medida clave que establece es la programación de pausas regulares. Se recomienda que los trabajadores que utilizan pantallas de visualización hagan pausas cortas y frecuentes para evitar la fatiga visual y mental. Estas pausas pueden consistir en pequeños descansos de la pantalla o en cambios de actividad que no impliquen el uso de equipos informáticos.

También subraya la importancia de la formación e información a los trabajadores. Es esencial que estos sean conscientes de los riesgos asociados al uso prolongado de pantallas y que conozcan las técnicas para prevenir la fatiga informática, como ajustar correctamente la iluminación del entorno, mantener una distancia adecuada de la pantalla y utilizar filtros para reducir el deslumbramiento.

Este decreto proporciona un marco legal que busca proteger a los trabajadores de los efectos nocivos de la fatiga informática. Aplicando estas normas, las empresas pueden garantizar un entorno de trabajo más saludable, mejorando el bienestar y la productividad de sus empleados. La prevención no solo es una obligación legal, sino una inversión en la salud y la eficiencia laboral.